Adriano Ferrer López
La rosa en el contenedor de basura está impregnado de la sensibilidad barroca, del misticismo, de los posibles Borges, del ingenio sutil de la poesía japonesa y de la imagen irracional de nuestro tiempo. Eso, y más, nos sugiere esta poesía rarísima, como si la cantara un delicado poeta maldito, que contempla perplejo y dolido las contradicciones de nuestra «larga miseria». Adriano Ferrer López ha sabido «vaciar los espíritus de un yo poético» que promueve la estética trapaísta —una travesura que será olvidada, según sus propias palabras—, donde refuerza la tradición universal, el absurdo, la pintura sonora, la oculta reflexión filosófica, la belleza del horror y la musicalidad que semeja a una guitarra tocada por la muerte.