H. A. López Olivera
El interior de tu convento pretende calar los peldaños de la intimidad, la cual, por cierto, es territorio conquistado por el misterio, lo ambiguo y lo desinhibido. Procura aumentar el número de ingestión de calorías a la imaginación, así como tener una cuota de responsabilidad al desenlazar sus renglones torcidos. Se resiste a objetar que nada es inequívoco. Y cuando cree que aquello termina, esto no hizo más que empezar.