Karina Colopera
Esta obra no es ni más ni menos que un reflejo de la vida misma. Porque en la vida se trata de vivir y no de sobrevivir. De pasar y dejar huella. De sumar buenos momentos y aprender de los que no lo son. De levantarse y siempre seguir adelante. De ser buena persona. De ver el mundo y conocer gente. De fotografiar todo con nuestros ojos y guardarlo en el disco duro de nuestra memoria. De amar y ser amados. De tener proyectos y arriesgarse. De jugársela. De intentar mil veces si es necesario. Y todo ello siempre, como dice Eladia Blázquez, «con las alas del alma desplegadas al viento».