Ángel de Miguel
De no ser pobre como las ratas, Malia no se plantearía pasarse la vida cazando monstruos de hierro en el desierto, pero tampoco es que tenga otra opción. Al menos hasta que el marqués de Green Springs se deja caer por el pueblo con una jugosa oferta colgando de sus jugosos labios. Una oferta que puede o bien solucionarle la vida a Malia o quitársela. Ambas opciones le parecen buenas. Ella no tiene pensado pasarse la vida con la espalda rota de trabajar, así que, acompañada de mala gana por su hermano y su padre adoptivo, además de una cuadrilla mucho menos agradable, la pobre Malia se mete al desierto dispuesta a salir como la rica Malia. Algunos viajan por curiosidad; otros, por gloria; los más inteligentes, por dinero. Sin embargo, el desierto les guarda algunas sorpresas de las que no pueden librarse por mucho oro que lleven encima. Al fin y al cabo, uno no puede sacarse una bala de la frente con un puñado de monedas.