Rivera Cívico, José María
Rafael y Manolo, protagonistas principales de esta novela de ficción, pudieron pertenecer a una de aquellas hornadas de niños pueblerinos que, entre los años sesenta y setenta del pasado siglo y reclutados por los párrocos respectivos, fueron redimidos por la Iglesia de Córdoba de la penitencia del campo. Unos privilegiados de un tiempo oscuro y atrasado en el que estudiar era cosa de niños ricos. La novela explora con una mirada benévola escenarios muy distintos entre sí, tales como el de la homosexualidad, el mundo rural, el seminario, la gran ciudad…, pero entrelazados a conciencia por el autor, que, sin pretensión explícita, acaba diseccionando buena parte de la sociedad española de a pie de los últimos setenta años. No ha sido el propósito de esta novela reivindicar los legítimos derechos del colectivo LGTBI, cosa hoy superada, sino simplemente recuperar la memoria de unos años terribles para aquellas personas «diferentes» a quienes tanto daño infligió una sociedad imbuida de intolerancia y homofobia.