Conchi Muñoz Sánchez
Nunca había pensado en cómo iba a morir, pero jamás imaginé morir a manos de un asesino. Con un miedo aterrador en aquel oscuro bosque observé a un cazador dispuesto a arrebatarme la vida. Morir por alguien a quien se quiere es la mejor forma de morir, y mucho más si esa persona dio y daría la vida por ti. De no haberme mudado a Trujillo nunca me hubiera enfrentado a la muerte, porque la vida me ofreció conocer a una persona a la que amaría más que a mí misma. Aterrada como estaba, no me arrepentía de haber tomado esa decisión. El asesino me miró y fue decidido a matarme.